miércoles, 12 de mayo de 2010

Cosas que no caben en una maleta

Tengo un problema que creo compartir con muchas mujeres en el mundo; no sé hacer una maleta. Simplemente saco toda la ropa que me quiero llevar, la que creo necesitar (notese que no son las mismas prendas), los zapatos que combinan y todos los accesorios posibles.

Mi trastorno es crónico, desde pequeña tengo la costumbre de llevar cosas de más, incluso en viajes de un sólo día, como cuando visito a mi familia en León: llevo almohada para el camino, bolsa, monedero, chamarra, música, libros, y alguna cosa con que entretenerme (juguetes, muñecas, cobija, cuando era mas pequeña); aunque llegando al destino no les usara para nada. Imaginense ahora que viajo por un mes; simplemente el año pasado cargue con una plancha, mi almohada, un plato, vaso y cubiertos. Sencillamente la mesura no cabe en mi maleta. El colmo es llegar a mi destino y percatarme que olvide algo, el cepillo de dientes, el estuche de los lentes de contacto o las baterias o cargador del celular.

Otra cosa que no puedo empacar es el sentido común, para que regule mi exagerado guardarropa y pertenencias: llevar sacos de lana en verano, zapatos de piso extremadamente delgados de suelas para pavimentos empedrados; haciendo que compres prendas extra que tendran que pelear por un espacio en la maleta de regreso, porque extrañamente, la ropa sucia duplica su volumen.

Y aqui viene otra cosa que no puedo llevarme: paciencia, necesaria para empacar todo de vuelta para el viaje de regreso, simplemente uno ya no puede realizar el mismo acomodo de las cosas, ademas de los souvenirs. Lo unico que quiero es volver a casa, dormir en mi cama y ver a mi gente.

Dudo en poder aprender a hacer una maleta, soy demasiado retensiva, y aprehensiva con mis cosas, siento que en cualquier momento lo puedo ocupar. Hasta quisiera que me enterraran o incineraran con mis posesiones mas valiosas, como buen faraón, para poder divertirme en el más allá. Sólo espero que San Pedro no aplique tarifas de sobreequipaje.